Aquella tarde acepté acompañar a mi esposo a una conferencia, a pesar de que el origen de la invitación al evento no me hacía saltar de alegría. Provenía de un joven conocido nuestro, excelente persona, aunque de convicciones algo insólitas. Pero accedí a ir por dos factores: uno, porque había tenido un día terrible lidiando […]